Betis, es más que una calle. Digamos que esta palabra engloba una forma de vida, que sin entrar en pintorescas y folklóricas disputas, se desarrolla en la otra orilla de Sevilla: Triana.
Si que es verdad, que históricamente, Sevilla nunca vivió de espaldas a su rio, si no todo lo contrario, nació por él. El Guadalquivir, más allá del aspecto sereno y tranquilo que nos biene ofreciendo desde hace algunas décadas, fue Puerta de Indias y cabecera mundial de tráfico marítimo. Ya desde siglos, la peculiar vista de la ciudad desde su orilla más occidental fue uno de los recursos más utilizados para retratarla, encuadrando en una bella estampa casi teatral a la Catedral, su Giralda, la Plaza de Toros (terminada o no), la Torre del Oro, el palacio de los Montpensier, los bellos jardines que la Infanta regaló a la ciudad, la fachada del edificio militar de la Maestranza, las torres de la Plaza de España, y un sin fín de espadañas y tejas que convierten esta panorámica en una de las mejores muestras de la arquitectura histórica y del desarrollo urbano en una ciudad del Sur.
La realidad en la que vivía esta peculiar calle, no es la que le corresponde por su historia. Por dejadez, y falta de ideas, la calle Betis fue asumiendo un papel segundario en cuanto a estética urbana se refiere. La crecida de eucaliptos y vegetación en los solares junto a la comisaría y el restaurante Abades Triana, hicieron que solo un sector de la calle viviera frente al río y el resto lo hacía de espaldas a él. Parece que un nuevo proyecto revitalizará la zona y la dotará del importante paseo que esta calle, a modo de malecón o paseo marítimo reivindicaba desde hace mucho tiempo. Hecho en falta un diseño más acorde con la zona, con el ambiente y con la idea de ciudad que estamos ofreciendo al turismo. Lo que sí, es que verdaderamente el proyecto elegido será imnovador y peculiar en cuanto a sus formas, pero algo pobre y escaso para la zona en el que se desarrolla. Lo principal es hacer ver al viandante que se encuentra ante la mejor panorámica que podemos ofrecerle de la capital, que se encuentra en el barrio con más solera y que lo que tiene frente a sus ojos no tiene precio al ser único, ya que según la tonalidad de la luz, Sevilla ,como dice la canción, "tiene un color especial".
Esperando que los urbanistas conserven este paculiar paseo, como de antaño se refiere, siempre con el toque que la modernidad aporta a estos desarrollos urbanísticos, pero teniendo en cuenta las cautelas necesarias para no retroceder en los aspectos del diseño. Es importante recordar, que la modernidad no es solo cemento, hormigón y metal.... representa mucho más. La modernidad urbanística es saber como compaginar dos elementos, que aun siendo nuevos y modernos, pasen por "de toda la vida" y "embellecedor" al panorama que lo aglutina. Sin más, espero que este proyecto sea limado en alguno de sus aspectos estéticos, seré cauteloso al ver los resultados y al hablar de ellos, porque se realice lo que se realice, será difícil de digerir o por lo menos de entender.